El número 13 en el Tarot representa un punto de transición o de transformación, asociándose comúnmente con cambios significativos, renacimiento, o incluso, una muerte simbólica.
A lo largo del tiempo, los lectores y creadores de barajas de Tarot le han atribuido diferentes nombres a este Arcano, siendo "La Muerte" uno de los más comunes.
Sin embargo, históricamente la carta número 13 no ha llevado ningún tipo de título, y esto puede remontarse a la publicación de las primeras barajas de Tarot. De igual modo, la tradición de no asignarle un nombre a esta carta ha perdurado en varias barajas contemporáneas.
Pero... ¿Por qué?
Averigüémoslo en la presente publicación.
A diferencia de otros Arcanos Mayores, es frecuente encontrar que en muchas barajas de Tarot el Arcano número 13 no lleve escrito su nombre. De hecho, varios autores sostienen que dicha carta ni siquiera posee un nombre específico, lo cual resulta intrigante y peculiar.
Desde una perspectiva artística, la carta número 13 representa lo que comúnmente se conoce como "Parca", que es la personificación de la muerte.
En el folclor y la mitología, la Parca se retrata como un esqueleto humano o cadáver a medio descomponer. Generalmente se le observa portando una guadaña, simbolizando su función como segador de vidas.
En ocasiones, la Parca es representada desnuda, mientras que en otras aparece vestida con una túnica negra, muchas veces con capucha. También puede ser retratada caminando o montando a caballo, o incluso, como si fuese una especie de ángel maligno, teniendo sus respectivas alas.
Así, las representaciones artísticas de esta figura varían según la interpretación del autor.
A continuación adjunto algunos ejemplos medievales que representan a la Parca:
Y precisamente, la carta número 13 del Tarot se ha ilustrado con estas características desde sus más remotas representaciones, y aún así, muchas barajas han preferido evitar su nombre.
Veamos algunos ejemplos que muestran al Arcano número 13, o Arcano Sin Nombre, en barajas tempranas de Tarot:
Visto lo anterior, lo más lógico sería pensar que el Arcano número 13 fuese llamado "La Muerte" o "La Parca".
¿Cómo se explica esto?
El Diablo se considera una figura poderosa y temida, pero a diferencia de La Muerte, El Diablo representa las fuerzas que deben ser enfrentadas y superadas en el camino hacia el crecimiento espiritual.
En este sentido, mencionar al Diablo puede ser visto como un reconocimiento de los desafíos y obstáculos que enfrenta una persona en su búsqueda interior.
En cambio, la carta de La Muerte representa una fuerza que está mucho más allá del control de una persona, siendo inevitable, ineludible. Se puede rechazar la tentación o la toxicidad del Diablo, pero no se puede eludir a la Muerte.
Y aquí llegamos ineludiblemente a otro punto importante que explica la decisión de omitir su nombre: la interpretación de la carta.
Recordemos que el Arcano número 13 no necesariamente significa una muerte literal o física, sino que marca el fin de un ciclo, o bien, una etapa de transición y de renovación. Entonces, al encapsular esta carta con el nombre de "La Muerte" o "La Parca", se pierde de vista la riqueza y profundidad simbólica que dicho Arcano representa en el Tarot, que va más allá de lo que puede representar la figura de La Parca.
De hecho, es común que aquellos que no están versados en el estudio del Tarot, asuman automáticamente que el Arcano número 13 es de naturaleza negativa debido a su nombre.
De allí que los autores más puristas prefieran omitir su título.
Y uno de ellos, es el destacado tarotista chileno, radicado en Francia, Alejandro Jodorowsky, quien ha dedicado una vida entera al estudio de esta baraja.
Con respecto al título del Arcano 13, Jodorowsky diría:
"El error más extendido acerca de este Arcano es el de la tradición superficial que le da el significado, y a veces el nombre, «La Muerte». El peso de esta inexactitud ha influido mucho en la interpretación del Arcano XIII. Ciertamente, la figura central es ese esqueleto segador que, en la tradición popular, representa a la muerte. Sin embargo, numerosos elementos nos permiten apartar esta interpretación simplista. Por una parte, el Arcano XIII no tiene nombre. Después de la labor de vacío y de ahondamiento que ha realizado El Colgado, esta carta invita a una limpieza radical del pasado, a una revolución que se sitúa en las profundidades no-verbales o preverbales del ser, en la sombra de ese terreno negro, de ese desconocido por nosotros mismos de donde emerge, como de una matriz, nuestra humanidad. Por otra parte, se puede observar que el 13 no es el último número de la serie de los Arcanos Mayores, sino que se sitúa un poco más allá del medio de la serie. Si esta carta representara el fin, llevaría probablemente el número 22. Su situación en el corazón del Tarot nos incita a verla como una labor de limpieza, una revolución necesaria para la renovación y el ascenso que conduce gradualmente hacia la realización total de El Mundo. Por otra parte, esta carta numerada pero no titulada responde como un eco a El Loco, que tiene nombre pero no número. La similitud de las posturas de ambos personajes es evidente: el esqueleto del Arcano XIII podría casi ser el de El Loco visto con rayos X. De ello podemos deducir que estos dos arcanos representan dos aspectos de una misma energía fundamental. Pero si El Loco es ante todo un movimiento, un aporte de energía, una liberación, el Arcano XIII evoca una larga labor de limpieza y de purificación, como una labranza o una siega que preparan el terreno para una nueva vida. Una vez más, un indicio evidente nos aleja de la interpretación simplista: este esqueleto es de color carne, el color de la vida orgánica por excelencia. Se trata del esqueleto que llevamos en nosotros mismos, el hueso, la esencia viva y la estructura de todo movimiento, y no del esqueleto que dejamos detrás de nosotros al irnos de esta vida. Un hueso blanco en el suelo sugiere la osamenta seca (el origen del término «esqueleto» es una palabra griega que significa «seco»), pero incluso ese hueso muerto se muda hacia otra vida puesto que, con siete agujeros, se presenta como una flauta, un instrumento que espera un soplo para producir su música; ese soplo podría ser divino. Por todas estas razones, es impensable reducir el Arcano XIII al significado de «la muerte». En cambio, se puede ver en él una gran transformación, una revolución, un cambio radical".
[Alejandro Jodorowsky, "La Vía del Tarot"]
Es posible que con el paso del tiempo, dicha superstición, tabú o costumbre, fuese desvaneciéndose gradualmente, ya que a mediados del siglo XVII encontramos barajas de Tarot en donde el nombre de este Arcano se incluye, refiriéndose a él como "La Muerte".
Incluso, en el Tarot de Jean Noblet, que es uno de los prototipos más antiguos del Tarot de Marsella, datando del año 1650, vemos el título "La Mort" en dicha carta:
Al igual que en el Tarot de Paris, que data de la misma época:
El hecho de que a mediados del siglo XVII se comenzaran a producir barajas de Tarot con el Arcano número 13 titulado, sugiere que la sociedad estaba cada vez más dispuesta a abordar este tema de manera directa y explícita.
Esto podría reflejar una mayor aceptación y comprensión de la muerte como parte natural de la vida, así como una evolución en la forma en que se interpretaban y utilizaban los símbolos en el Tarot.
Aquí adjunto algunos ejemplos de ello en barajas antiguas:
Sin embargo, algunos puristas preferían continuar omitiendo su nombre.
Por ejemplo, citaré dos barajas importantes y de gran relevancia internacional: la de François Chosson, publicada en el año 1736, y la de Nicolás Conver, publicada en 1760.
Ambas barajas se consideran la máxima expresión del Tarot marsellés en términos de diseño, simbología y tradición, y las dos omiten el nombre de este Arcano.
Y en consiguiente, muchas publicaciones y restauraciones posteriores también tienden a eliminar el título de la carta.
En la actualidad, es frecuente encontrar representaciones de este Arcano tanto con su nombre como sin él, lo cual varía según el estilo o la preferencia del autor.
Pero ahora sabes el motivo detrás.