El Loco es una carta fascinante y misteriosa que ha cautivado la imaginación de muchas tradiciones a lo largo de los siglos. Su historia se remonta a los primeros días de las cartas del Tarot, con raíces que se entrelazan con los orígenes mismos de este arte adivinatorio.
Ya sea que El Loco se llame "Il Matto", "Il Pazzo", "Le Mat" o "Le Fou", todos sus nombres hacen referencia al mismo concepto: una locura, pero una locura inocente que denota libertad y espontaneidad, y que no se ata ni se aferra a nada.
Esta carta experimentó el cambio de imagen más extremo de cualquier Arcano del Tarot, pasando por etapas en donde se le representaba como una especie de hombre salvaje de los bosques; un marginado; un enfermo mental; un artista callejero; un bufón de la corte; un vagabundo; y un espíritu libre y autorrealizado.
Sin embargo, estos cambios no fueron arbitrarios: cada etapa se basó en los significados concretos de la carta.
Y en la presente publicación veremos los orígenes de este Arcano y su evolución a lo largo del tiempo.
- Nota importante: La presente publicación abordará a este Arcano desde un punto de vista histórico y artístico. Si usted desea conocer el significado esotérico, espiritual y adivinatorio de El Loco, haga click en el siguiente enlace:
Sin más preámbulos, comencemos.
- El Loco a través de la historia
La más antigua documentación que llega a nuestros días sobre este Arcano, proviene de la lujosa baraja de Tarot de Filippo María Visconti, el Duque de Milán, quien era un aficionado a los naipes y a las corrientes neoplatónicas y esotéricas. Éste Tarot fue ilustrado a principios de la década de 1440 por el reconocido pintor renacentista, Bonifacio Bembo, quien también era un seguidor de las enseñanzas neoplatónicas.
En la baraja de Tarot Visconti, la figura de El Loco emerge con una apariencia que refleja su desapego de las convenciones y estándares sociales. ¿Se trata de un mendigo? ¿Se trata de un marginado social? ¿O de un asceta que vive en los bosques?
Como podemos observar, este personaje lleva ropas totalmente andrajosas y desgastadas, las cuales, sugieren un desdén por la superficialidad material. Sus piernas desnudas y sus pies descalzos, nos indican que tiene una despreocupación por la imagen que le refleja al mundo. En sus manos, el Loco lleva una especie de hatillo que le sirve para sortear algún obstáculo y para cargar las pocas pertenencias que ha de tener. Asimismo, los hatillos fueron un símbolo distintivo de personas de bajo estatus, como vagabundos, campesinos y marginados sin hogar.
Su barba y su cabello descuidado, junto con su cabeza llena de plumas y su ropa totalmente sucia y andrajosa, le relacionan con la tradición del hombre salvaje u hombre del bosque: un arquetipo que tuvo mucha relevancia durante la Edad Media y el Renacimiento. Quizás también sea una especie de asceta o de mendigo que vive despreocupado del qué dirán y de las normas sociales, aislándose del mundo.
Éstas características me recuerdan mucho a figuras históricas como Diógenes, filósofo griego que abandonó toda posesión material, adoptando una vida de pobreza voluntaria y renunciando a las comodidades y lujos que la sociedad consideraba importantes.
Otro elemento curioso de su ilustración en el Tarot Visconti, es que El Loco posee una prominente inflamación tiroidea: "bocio", que le habría inhibido la deglución y la respiración, provocándole una tos crónica y dificultándole el habla. Muy probablemente, El Loco se ilustró con esta patología en el Tarot Visconti, como referencia a su estilo de vida duro, primitivo, y alejado del sistema.
Por otro lado, El Loco del Tarot Visconti es muy similar a uno de los personajes retratados en "Los Siete Vicios", una obra pintada por Giotto di Bondone en el año 1305, y que representa, como bien indica su nombre, a los siete vicios de la naturaleza humana: desesperación, infidelidad, envidia, injusticia, inconstancia, ira, y locura. Y pareciera que ser que Bonifacio Bembo tomó como inspiración a este último, pues comparten muchos elementos: el garrote o hatillo, la ropa andrajosa, las plumas en la cabeza, la túnica desarreglada y los pies descalzos.
Incluso una posible fuente de inspiración todavía más temprana, es el "Homo Insipiens" ("Hombre Insensato") de Petrus Comestor, datado del año 1250, y que muestra a un individuo vistiendo ropas andrajosas, descalzo y con un hatillo:
Otra baraja temprana de Tarot es la Hofämterspiel, que data del año 1450 y cuyo nombre se traduce como "El Juego de la Corte". En esta obra, observamos que El Loco fue representado de manera similar, con ropas andrajosas y una apariencia descuidada, evocando la imagen de un mendigo o pordiosero.
Otro retrato antiguo de este Arcano, se encuentra en el Tarot D'Este, que también data de a comienzos de la década de 1450. Este Tarot, como bien indica su nombre, fue concebido por miembros de la Casa Real de la ciudad de Este (región que tendría una muy rica tradición de Tarot).
Aquí se observa a un Loco semidesnudo que apenas lleva una especie de taparrabos colgando de su cintura, además de su tan característico hatillo.
Sin embargo, aquí encontramos algunos elementos adicionales que lo hacen distintivo: su gorra bufonesca con orejas de burro; su rostro feliz e imperturbable; y un grupo de niños que pareciera que lo están hostigando.
Estos tres nuevos elementos son bastante importantes, pues transmiten la esencia misma de la carta.
En primer lugar, su asociación con los bufones nos dice que se trata de alguien que por naturaleza es cómico, feliz y despreocupado.
De igual manera, el burro era a menudo visto como un animal tonto o inocente en la mentalidad medieval, por lo que el uso de un gorro con orejas de burro podría ser una forma humorística de representar la naturaleza burlesca, despreocupada y satírica del bufón.
Ahora: ¿Por qué hay un grupo de niños a su alrededor? Incluso pareciera ser que están intentando quitarle su taparrabos, dejándole el pubis al descubierto.
Resulta que la mente del Loco no se encuentra aferrada al mundo que le rodea, y como tal, no se perturba por lo que otros puedan hacerle o por cómo su imagen se refleja ante los demás.
El Loco está alegre, ignorando lo que le rodea e ignorando el daño, o más bien, la humillación que los niños intentan procurarle.
Nada perturba al Loco: él vive su mundo.
Otra de las barajas más antiguas de Tarot, y a su vez, mejor conservadas, es la del rey Carlos VI, que data del año 1460. Esta baraja fue concebida como un intento de recrear una antigua baraja de naipes encargada personalmente por el rey Carlos VI al artista Jacquemin Gringonneur, en algún punto de la década de 1380. Sin embargo, la baraja original nunca fue encontrada, y su existencia perdura a través de menciones en manuscritos.
Como tal, muchos comenzaron a reimaginar y a especular sobre su respectivo diseño y contenido.
Es así como en el año 1460, más de 40 años después de la muerte del rey Carlos VI, se recreó esta baraja en Italia.
Aquí, El Loco es retratado exactamente como en el Tarot D'Este: con ropa bufonesca; orejas de burro; piernas desnudas; rostro feliz; y con un grupo de niños hostigándolo, e incluso le están arrojando piedras.
Sin embargo, el Loco tampoco se perturba por ello ni pierde la sonrisa de su rostro, remarcando la idea de que su mente se encuentra en otro plano.
En la muy larga data del Tarot de Boloña, cuyas primeras barajas se publicaron a mediados del siglo XV, El Loco se mantuvo como un bufón hostigado por niños, tal como en el Tarot D'este y en el Carlos VI.
En el Tarot de Minchiate, que data del año 1466, El Loco fue igualmente retratado como una figura bufonesca con niños hostigándole.
Con estas características, resulta notable observar que El Loco del Tarot compartía similitudes con el arquetipo del bufón medieval, frecuentemente retratado en numerosas pinturas de la época, ya que además era un personaje importante dentro de las cortes reales.
Pero de igual manera, algunas barajas continuaron retratándolo como un mendigo o vagabundo, tal como ocurría en la baraja de Visconti. Por ejemplo, en el Tarot Mantegna, que data del año 1465, y que se le atribuye al pintor italiano, Andrea Mantegna, de allí su nombre, El Loco es llamado "Misero", es decir, "Miserable".
En esta ilustración podemos ver que a los pies del Loco, o en este caso, del Miserable, se encuentra un perrito parado sobre sus dos patas traseras, como si estuviera intentando llamar la atención de su dueño o jugueteara con él.
Este elemento sería característico en barajas de Tarot posteriores, al punto de que resulta inconcebible imaginar al Loco sin su perro.
El Mendigo, Tarot Mantegna. Nótese al perrito parado sobre sus dos patas traseras
Otro popular e influyente mazo de Tarot, fue el "Sola-Busca", que se publicó alrededor del año 1491 en la ciudad de Ferrara, y cuya autoría se le atribuye al pintor Nicola di Maestro Antonio, y al filósofo hermético Ludovico Lazzarelli.
En esta baraja de Tarot, El Loco fue retratado como un músico errante, pues se le ve tocando una gaita. Su ropa también se le ve un tanto raída o desgastada, además de que pareciera estar en un paisaje desolador, o que camina sin seguir una dirección específica.
El cuervo que reposa en uno de sus hombros refuerza la idea de que nuestro Loco se encuentra viajando a través de un páramo desolado.
Es en este punto en donde El Loco empezaría a incorporar ciertas cualidades que lo transformarían en una suerte de viajero errante, vagabundeando sin rumbo fijo y llevando consigo la carga simbólica de la libertad y la búsqueda espiritual.
Por ejemplo, tenemos una pintura del artista Jheronimus van Aken, mejor conocido como "El Bosco", en donde se retrató a un buhonero que comparte muchas características con el Loco viajero de barajas posteriores:
La publicación de las barajas de Tarot tuvo un impacto significativo en la sociedad medieval, especialmente entre los miembros de la realeza y de las familias nobles o aristocráticas, puesto que contaban con el poder adquisitivo para poder financiar su producción. Recordemos que por ejemplo, el Tarot Visconti estaba hecho a mano en láminas de madera recubiertas con plata y oro, para así poder otorgarles durabilidad y resistencia, además de que fue pintada personalmente por un artista profesional y connotado.
Sin embargo, como podemos inferir de acuerdo a varios manuscritos de la época, los naipes de Tarot también comenzaron a popularizarse entre las clases sociales más bajas con el correr de los años. Por ende, se produjeron cartas de Tarot de menor calidad, pero más económicas y sencillas.
Es así como tenemos a la "Baraja de Budapest", que data del año 1470, aunque probablemente sea más antigua.
Sin embargo, su título en realidad sería honorífico, pues se desconoce al autor y el origen de dichas cartas, las cuales, reposan hoy en día en el Museo de las Bellas Artes de Budapest, de allí su nombre.
La palabra "bufón" tiene su origen en el latín "buffo", que significa "hinchado" o "bocón", en referencia a los gestos, articulaciones, y rutinas fogosas que usaban para entretener. La evolución de "buffo" en "bufón" se produjo a través del italiano "buffone", que se utilizaba para referirse a un bromista o persona graciosa.
Los bufones eran contratados principalmente para deleitar a las familias aristocráticas y a las cortes reales, lo que les otorgaba una serie de privilegios y ventajas. Por ejemplo, se les permitía residir en las opulentas mansiones, castillos o palacios de la alta sociedad, proporcionándoles un estilo de vida estable y lujoso. Esta situación les garantizaba no solo un techo sobre sus cabezas, sino que también una dieta de primera calidad, asegurando así un nivel de vida confortable. Además de su alojamiento y manutención, los bufones recibían sueldos por sus servicios, y disfrutaban de acceso a la educación, al conocimiento y a banquetes refinados, además de contar con la protección de sus patrocinadores nobles y, debido a su singular posición en la corte, gozaban de libertad para expresarse, pudiendo incluso lanzar críticas o verdades incómodas, siempre y cuando lo hicieran con ingenio y humor.
Como tal, los bufones se transformaron en personajes muy importantes e icónicos dentro de la sociedad medieval, siendo retratados en el arte.
Por ejemplo, en la siguiente ilustración del siglo XV, podemos ver a un bufón caracterizado con su ropa típica y extravagante, incluyendo su gorra con orejas de burro, tal como se representó al Loco en algunas barajas tempranas de Tarot:
En el "Psalterium Caroli VIII regis", un libro ilustrado de cánticos cristianos encargado por el rey Carlos VIII de Francia, también se observa la figura de un bufón medieval con su atuendo distintivo y las características orejas de burro:
Psalterium Caroli VIII regis
La siguiente ilustración forma parte de un libro titulado "La Fleur des histoires", escrito a mediados del siglo XV por Jean Mansel e ilustrado por el artista Philippe le Bon. Aquí observamos a un bufón que camina con su colorido y extravagante traje a través de un campo florido:
En las ilustraciones de la baraja de la caza flamenca, elaboradas alrededor del año 1475 y que nos muestra a los diferentes miembros de una corte real, también encontramos a otro colorido y excéntrico bufón:
En la pintura del año 1493, "El Festival de los Arqueros", elaborada por el Maestro de Frankfurt, vemos a dos bufones entreteniendo a un público:
Nótese que el bufón de la izquierda es bastante parecido al Loco retratado en el Tarot Sola-Busca, teniendo inclusive a un cuervo negro en el hombro y una postura casi idéntica:
Para el año 1500, el artista Jacob Cornelisz van Oostsanen retrataría a su famoso "bufón risueño", que también lo muestra adornado con la tan característica ropa de estos personajes, y por supuesto, con sus orejas de burro:
El Bufón risueño
Al igual que en la xilografía de Heinrich Vogtherr, hecha alrededor del año 1541 y que es básicamente una reproducción del trabajo anterior:
Aquí podemos observar a un bufón entreteniendo a su rey y a los miembros de la corte:
Como hemos podido apreciar, resulta evidente que El Loco se inspiró en los patrones artísticos del bufón.
Pero... ¿Por qué?
El bufón medieval, con su vestimenta extravagante y su comportamiento excéntrico, era una figura que desafiaba las normas sociales, además de que se encargaba de entretener a la gente con su ingenio y humor. A menudo el bufón era visto como alguien que estaba fuera de lo común, capaz de ofrecer una perspectiva única del mundo y de ejecutar su trabajo sin importar lo ridículo o juguetón que pudiera resultar ser.
De idéntica manera, El Loco del Tarot es un arquetipo que encarna la inocencia, la espontaneidad y la llaneza, además de que no se perturba por las cosas que le rodean ni tampoco por el qué dirán. El Loco tiene una personalidad totalmente despreocupada hacia el peligro, avanzando a ciegas, pero con alegría y optimismo.
Como el bufón, el Loco desafía las convenciones sociales, y se aventura en lo desconocido, buscando la verdad y la realización espiritual a través de su propio rumbo.
Ambos personajes comparten la cualidad de la libertad y la falta de ataduras, así como la capacidad de ver el mundo desde una perspectiva única y diferente.
Tanto el bufón como el Loco nos recuerdan la importancia de mantener un sentido del humor y una actitud abierta ante la vida, incluso en medio de la incertidumbre y el caos.
Y es así como llegamos a la escuela del Tarot francés, que tuvo un nivel de producción masivo a mediados del siglo XVII, incluso, hasta el punto de transformarse en la baraja estándar a nivel internacional.
Una de las representaciones más antiguas de este Arcano en las barajas francesas, corresponde al plasmado en el Tarot de Jean Noblet, publicado en el año 1650.
Aquí podemos ver al prototipo del Loco viajero que camina a través de un páramo o carretera desconocida. Se le aprecia portando su tan característico hatillo, en cuyo extremo se encuentra atada una bolsa en donde guarda sus pocas pertenencias. Al igual que en las barajas predecesoras, El Loco del Tarot de Jean Noblet también viste con ropas coloridas y bufonescas, dirigiendo su paso hacia la derecha de la imagen. Además, le acompaña el perrito que ya vimos en el Tarot de Mantegna, y que a partir de este minuto se transformaría en uno de sus elementos más icónicos.
También es llamativo que en esta ilustración, El Loco lleva sus nalgas y genitales al aire, ya que no porta ni pantalones ni ropa interior alguna. Las razones de esta decisión artística son las mismas que ya vimos en el Tarot D'Este y de Carlos VI: el Loco no se perturba por nada, él no siente ni vergüenza ni rubor.
Otra baraja temprana de la escuela francesa, es el Tarot de Jacques Viéville, que también data de alrededor del año 1650.
La diferencia más significativa entre El Loco de Noblet y de Viéville, es que el segundo aparece mirando hacia la izquierda, además de que se le han agregado pantalones para cubrir sus genitales.
Otra baraja conocida de la época, es el Tarot de París, que también se publicó a mediados del siglo XVII, aunque se desconoce a su autor original.
En esta baraja, El Loco se presenta caminando hacia la izquierda, ataviado con ropas coloridas propias de un bufón, además de que viste pantalones. No obstante, en esta representación se ha omitido la presencia del pequeño perro que suele acompañarlo.
A principios del siglo XVIII, el diseño del Loco tomaría la forma que conocemos hoy en día, ya que las barajas de ese momento, principalmente inspiradas en la de Noblet, representarían al Loco caminando hacia la derecha y acompañado por su perrito.
Es así como encontramos otra popular baraja de Francia: El Tarot de Besançon, que lleva el nombre del territorio en donde fue producida.
En esta baraja, el Loco vuelve a retomar el diseño de Jean Noblet, sólo que sus genitales no quedarían expuestos, además de que el perrito pareciera ser un gato que le mordisquea la pierna, quizás para advertirle de algún peligro que el Loco aún no divisa.
A los pocos años se publicaría el Tarot de Jean Dodal, que continuaría ilustrando al Loco de acuerdo a las características proporcionadas por Noblet, y también, por la baraja de Besançon.
En el año 1709, se publicaría en la ciudad de Dijon el famoso Tarot de Pierre Madenie.
Como se aprecia, el diseño del Loco no variaría en su diseño.
Para el año 1718 se publicaría la baraja de François Heri; autor de origen francés pero radicado en la ciudad suiza de Solothurn, y como tal, en esta representación el Loco basaría su aspecto de acuerdo a las características típicas de la baraja francesa.
Nótese que en esta ilustración el Loco tiene sus nalgas expuestas, emulando un poco al de Noblet.
Recién en el año 1725 el diseño de este Arcano tomaría alguna variación en su diseño, ya que en la colorida baraja de Adam Hautot se muestra a un Loco caminando hacia la izquierda, tomando como inspiración la baraja de Jacques Viéville.
En el año 1736 se publicaría una baraja de mucha importancia y relevancia cultural: El Tarot de François Chosson, publicada en la ciudad de Marsella.
La difusión de esta baraja estimuló masivamente la producción y el uso extendido del Tarot en esa localidad, consolidando a Marsella como uno de los principales centros del Tarot en Francia.
A partir de aquel minuto, la mayoría de las barajas comenzarían a denominarse con el término general de "Tarot de Marsella", independientemente de su lugar de origen.
Con el pasar de los años y las décadas, El Loco no sufriría ninguna variación importante o destacable, pues la mayoría de las cartas basarían su diseño en el prototipo estandarizado por las barajas marsellesas, y también, por la de Jean Noblet.
Aquí adjunto varios ejemplos:
De igual modo me gustaría destacar otra significativa e importante baraja de Tarot marsellés: el Tarot de Nicolás Conver, que se publicó en el año 1760.
Dicha baraja condensaría el trabajo hecho por sus predecesores, respetando el simbolismo, los trazados y el diseño artístico de la escuela marsellesa.
Entendiendo que El Loco quedó estandarizado por la influencia del Tarot Marsellés en la mayoría de las barajas del mundo, independientemente si fueron producidas en Francia o no, en los siguientes ejemplos adjuntaré únicamente cartas en donde se presenten diferencias notorias.
Como por ejemplo, El Loco del Tarot Belgijski, que sigue el mismo estilo del Loco estandarizado por el Tarot marsellés, incluyendo su traje bufonesco, su hatillo y su perrito, pero orientado hacia la izquierda:
En el Tarot de Al Soldato y en el de Piacentini, publicados en el año 1725 y 1875, respectivamente, El Loco es retratado como un bufón que va tocando un tamboril y una flauta:
En el año 1835, en la ciudad de Milán, se produjo un Tarot con un estilo artístico innovador y contemporáneo a la época, teniendo gran influencia neoclásica: el "Tarot Soprafino", que remodeló a todos los Arcanos del Tarot.
Aquí podemos observar que El Loco sigue conservando los parámetros establecidos por el Tarot marsellés, pero con un diseño más realista. Nótese su ropa bufonesca, su perrito, su bastón y su hatillo, además de que lleva un pie descalzo.
Otro Loco que posee un estilo único, pero conservando los estándares marselleses, se encuentra en el Tarot Oriental, creado por Claudio Foudraz en el año 1842, y que como bien indica su nombre se inspira en la cultura china, que fue muy popular entre los aristócratas italianos del siglo XVIII y XIX.
Al igual que en el caso anterior, todos los Arcanos de esta baraja fueron rediseñados para acoplarse con la cultura oriental.
En el Tarot Steinberger del año 1820, publicada en Frankfurt, Alemania, El Loco presenta un diseño completamente diferente a los anteriores, aunque conservando su estilo bufonesco:
En el Tarot siciliano tenemos un caso bastante particular.
Esta baraja, que tuvo un desarrollo casi independiente al de otras regiones (recordemos que Sicilia es una isla que históricamente ha sido casi marginada por el Estado italiano), su composición tiene profundas diferencias y discrepancias con las barajas tradicionales.
Y en este caso, pareciera que El Loco terminó dividido en dos cartas: "El Mísero", y "El Bufón".
En la baraja publicada en el año 1789 por el connotado ocultista francés, Jean-Baptiste Alliette, alias "Etteilla", también observamos a un Loco rediseñado, pero que mantiene los mismos elementos visuales de la tradición marsellesa:
Para el año 1831 se publicaría el Tarot Suizo. En esta versión, todos los Arcanos de la baraja serían igualmente rediseñados, y en el caso del Loco podemos observar que mira de frente, en lugar de caminar hacia la derecha o hacia la izquierda. Además se han omitido varios elementos característicos, tales como el hatillo, el perrito y la ropa andrajosa. Por el contrario, en esta ilustración el Loco lleva una vestimenta totalmente pulcra.
Otro elemento llamativo, es que el Loco se encuentra realizando el gesto de la mano cornuta.
En el libro del año 1896, "Les XXII Lames Hermétiques du Tarot divinatoire" (Las 22 Láminas Herméticas del Tarot adivinatorio), el astrólogo Robert Falconnier y el artista Maurice Otto Wegener, quienes fueron pioneros en la creación del Tarot con temática egipcia, retratarían a un Loco totalmente diferente y exclusivo, e incluso lo bautizarían con otro nombre: "El Cocodrilo", en referencia a los peligros que circundan la ruta que nuestro protagonista atraviesa.
Después del trabajo realizado por Falconnier-Wegener, la mayoría de las barajas de Tarot con temática egipcia se inspiran en esta obra.
Por ejemplo, a continuación adjunto dos barajas egipcias que son bastante populares; una publicada por la editorial argentina Kier, que se especializa en la producción de literatura esotérica, y otra publicada por la tarotista española Margarita Arnal Moscardó.
En la primera, El Loco ha sido renombrado como "El Regreso", y en la segunda, mantiene el nombre tradicional, aunque en sus primeras ediciones se le conoció como "El Reto".
En ambos Tarots se observa la presencia del cocodrilo, que encarna los peligros que el Loco puede encontrar en su viaje, además de que los dos se encuentran semidesnudos, cubiertos únicamente con una piel de felino, que representa el mundo material e ilusorio.
En el año 1909, el renombrado masón y ocultista inglés, Arthur Edward Waite, en compañía de la ilustradora Pamela Smith, publicarían el tan revolucionario y significativo "Tarot Rider-Waite", que contó con la innovación de ilustrar a todos los Arcanos Menores, además de dotar a los Mayores con nuevos y coloridos diseños.
El Loco de este Tarot se aleja del diseño convencional del Tarot marsellés, aunque conservando algunos elementos distintivos.
Aquí, El Loco es representado como un joven alegre y despreocupado que camina inocentemente hacia el borde de un precipicio, con su fiel perrito intentando alertarlo del peligro inherente.
Este precipicio simboliza el salto hacia lo desconocido y hacia la aventura, y la confianza que El Loco tiene en el universo, independientemente de los peligros que se puedan encontrar a lo largo.
A diferencia del Tarot de Marsella, el Loco del Tarot Rider-Waite no parece un bufón, ni tampoco lleva prendas raídas o andrajosas, sino que parece ser una especie de aventurero salido de la cultura celta.
Continuando con el punto anterior, tenemos el caso del Loco retratado en el Tarot de Osho Zen: una baraja que se alinea con la filosofía y las enseñanzas del budismo chino impartidas por el maestro indio Bhagwan Shree Rajneesh, mejor conocido como "Osho".
En este Tarot, diseñado por su discípula, Ma Deva Padma, también observamos a un Loco de aspecto jovial, inocente y despreocupado que deambula al filo de un precipicio, estando a punto de caer.
El aspecto colorido de este Loco podría recordarnos a la vestimenta bufonesca del Loco marsellés, aunque no presenta el resto de sus elementos característicos, ya que se basa mayormente en el Tarot Rider-Waite.
El renombrado e importante ocultista francés, Gérard Anaclet Vincent Encausse, mejor conocido como "Papus", trabajaría con el artista Jean-Gabriel Goulinat en el diseño de su propia baraja de Tarot, tomando como referencia el trabajo hecho por Etteilla un siglo antes. Así, la baraja se llamaría "Le Tarot divinatoire", y nos mostraría a un Loco marchando en compañía de su perrito, con su ropa bufonesca, su bastón y su túnica, además de portar un gorro que nos recuerda a su clásica representación como bufón.
La única diferencia notable, es que aquí, el Loco es retratado de espaldas.
Para el año 1944, el también popular ocultista y masón inglés, Aleister Crowley, publicaría su propia baraja de cartas, a la cual decide bautizar como "El Libro de Thoth".
En el Tarot de Aleister Crowley, el diseño de los Arcanos es altamente simbólico y psicodélico, reflejando la filosofía y la comprensión esotérica de Crowley. Cada carta está cargada de simbolismo, y se basa en una mezcla de tradiciones espirituales, alquímicas y místicas.
Por ende, todos los Arcanos, incluyendo al Loco, tienen un diseño único y exclusivo, generalmente sin paralelos en otras barajas.
Otro Loco totalmente rediseñado y lleno de elementos simbólicos que lo alejan del Tarot convencional, es aquel que se encuentra retratado en el Tarot de Salvador Dalí, publicado en el año 1984.
En su baraja, Dalí captura al Loco en otro momento, ya que no lo muestra en un viaje a través de llanuras y campos, ni tampoco se le observa a los filos de un precipicio, sino que lo retrata en su intimidad, llevándonos a su propia mente surrealista. Como tal, se le ve rodeado de animales, principalmente mariposas, que reflejan un proceso de transformación, de evolución, de subconsciente. También vemos a un caballo con alas de mariposa que forma parte de lo mismo: la mente agitada y surrealista del Loco. A sus espaldas apreciamos una especie de espíritu o figura ectoplasmática que pareciera ser parte de sus pensamientos, ya sea para guiarlo o para confundirlo. Sin embargo, el aura divina sobre la cabeza del Loco, nos entrega la idea de que se trata de una persona santa o pulcra que lucha contra sus demonios.
En el año 1976, la casa editorial Fournier publicaría El Gran Tarot Esotérico, de la mano de la médium española Maritxu Erlantz Guller y el artista Luis Peña Longa.
Esta baraja se publicó de forma conmemorativa para celebrar los 600 años de historia desde la primera vez que apareció el Tarot en Europa, y como tal, sus cartas se inspirarían directamente del Tarot de Marsella, aunque con algunas diferencias.
Por ejemplo, El Loco del Gran Tarot Esotérico no es un bufón, sino que un "ziripot", que visualmente podría recordarnos a una especie de troll o duende que forma parte del folclor vasco y francés.
El Ziripot es básicamente un personaje que participa en una variedad de celebraciones y festividades, contribuyendo a mantener la atmósfera viva del lugar a través de chistes, bromas, representaciones teatrales, cantos, danzas, etc., es decir, jugando el mismo rol de un bufón, aunque sus ropajes nos recuerdan más a un duende.
Como en el clásico diseño marsellés, el Loco del Gran Tarot Esotérico se encuentra caminando hacia la derecha, y de fondo, se observa un paisaje rural, como un campo o una montaña. En una de sus manos lleva su tan clásico hatillo, y en la otra, un tallo de choclo o de maíz que utiliza como bastón.
Su sombrero y ropaje, sencilla y un tanto andrajosa, es la típica que se le atribuye a los duendes y a los ziripots.
Y en lugar de un perro le acompaña un ratón de campo.
Y así podemos encontrar decenas y cientos de barajas de Tarot con temáticas diferentes que nos muestran al Loco de alguna u otra forma, aunque casi siempre conservando su diseño de origen y cumpliendo con las siguientes características:
- El Loco camina casi siempre a la derecha de la ilustración.
- Al fondo generalmente se aprecia un entorno rural, como un bosque, un campo, una montaña, un páramo o una carretera.
- Actitud despreocupada, inocente, feliz, tranquila.
- Indiferencia a su entorno.
- Presencia de su perrito guardián o de algún animal similar.
- Un hatillo con sus pocas pertenencias.
- Alguna vara o palo a modo de bastón.
- Ropa bufonesca o extravagante (a veces raída o andrajosa).
Luego de la publicación del Tarot Rider-Waite, muchas barajas modernas incluirían la presencia de un risco o de un precipicio, con el Loco caminando justo en el borde. Igualmente, las barajas inspiradas en el Rider-Waite suelen sustituir la apariencia bufonesca del Loco, reemplazándola generalmente por la de un explorador o viajero del bosque con tintes celtas.
Y en las barajas de temática egipcia, se suele añadir la presencia de un cocodrilo.
Lógicamente, dependiendo de la temática en cuestión, puede que no se presenten algunos de los elementos anteriormente nombrados, pero la idea que se transmite sigue siendo la misma.
Aquí adjunto una imagen recopilatoria que muestra a Locos de diversas barajas modernas:
Y ya para terminar la publicación, cabe decir que al presente, son muchas las editoriales y autores que continúan produciendo nuevas barajas de Tarot marsellés alrededor del mundo, ya sean trabajos de restauración, tomando como punto de partida alguna baraja histórica, o bien, barajas completamente nuevas, pero conservando las características que definen a un Tarot de Marsella.
Así que a continuación adjunto al Loco de algunas barajas de esta índole, comenzando con una de las más importantes, populares e influyentes a nivel mundial: el Tarot Jodorowsky-Camoin, que se elaboró en los años 90's por dos tarotistas de renombre: el chileno Alejandro Jodorowsky, y el francés Philippe Camoin, este último, nacido en la ciudad de Marsella, desciende directamente de Nicolás Conver, quien, como ya vimos, fundó la casa editorial Camoin y publicó la baraja de Tarot marsellés que lleva su nombre en el año 1760, que también tuvo mucho impacto e importancia cultural.
Otra restauración que generó gran impacto y aclamación, llegando incluso a obtener el primer puesto en una encuesta respondida por 23,000 personas que buscaba seleccionar a las 9 mejores barajas de Tarot marsellés, fue la creada por el tarotista israelí, Yoav Ben-Dov, en el año 2010.
Éste Tarot se conoce como "CBD". La "C" es de "Conver", ya que también se trata de una restauración de la baraja de Nicolás Conver, mientras que la "B" y la "D" corresponden a los apellidos de su autor: Ben-Dov.
En total, Yoav Ben-Dov tardó 3 años en realizar este trabajo, y a la fecha se considera una de las reproducciones más exactas del antiguo Tarot marsellés, pues respeta colores, trazados y simbolismo.
En el año 1975, la casa editorial Fournier también publicaría su propia versión del Tarot marsellés, basándose en la simbología y en el diseño artístico general de la tradición francesa.
Aquí, prácticamente la única diferencia que podemos encontrar en la carta del Loco, es el fondo de la carta, que tiene un color anaranjado en lugar del clásico fondo blanco, tal como si el Loco se encontrara atravesando una especie de desierto o lugar inhóspito, como también se infiere si observamos el árido piso y la escasa vegetación.
También nótese que el Loco lleva media nalga descubierta.
La editorial Fournier igualmente publicó la baraja de Tarot Español, que en teoría se trata de una restauración del clásico marsellés, pero incorporando nuevos patrones artísticos.
Como bien podemos apreciar abajo, El Loco del Tarot Español únicamente varía en colores, pues conserva todos los elementos del Tarot de Marsella (ropa bufonesca, el hatillo, su perrito, su bastón y su paso dirigido hacia la derecha), pero con nuevos trazados y facciones.
También tenemos el trabajo efectuado por el tarotista francés, Jean-Claude Flornoy, quien en el año 2007 publicó una restauración del Tarot de Jean Noblet, que como vimos, se trata del antepasado más remoto de lo que actualmente conocemos como Tarot de Marsella.
Por lo tanto, El Loco de esta baraja es retratado con sus genitales totalmente expuestos, al igual que sus nalgas.
Otro Tarot de Marsella contemporáneo y bastante popular, es aquel plasmado en la baraja de Anna Maria Morsucci y Mattia Ottolini, publicada por la editorial Lo Scarabeo.
Esta baraja toma como principal referencia a la de Nicolás Conver, y como tal, El Loco se parece mucho al de Jodorowsky y Ben-Dov, pero con trazados más finos.
También tenemos a un Loco muy bello y colorido presente en la baraja de la casa editorial Grimaud, que se publicó por primera vez en el año 1930, pero que debido a su éxito y popularidad se ha reeditado en muchas ocasiones.
Este Loco presenta matices vívidos y muy coloridos, además de llevar una de sus nalgas al desnudo. También observamos que el color del piso es amarillo.